Sin repuestos, Bajo Grande está otra vez con problemas
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Sin repuestos, Bajo Grande está otra vez con problemas
Se rompieron las bombas de los digestores de la planta cloacal. Los barros quedan sin tratamiento y se vuelcan crudos en un descampado.
por Diego Marconetti
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Pese a las inversiones millonarias que recibió en los últimos años, la Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) de Bajo Grande –que trata los líquidos cloacales que se generan en la ciudad de Córdoba– se encuentra funcionando a media máquina. Quedaron fuera de servicio ocho bombas que extraen los barros para que sean procesados en los digestores.
Esos barros quedan crudos, sin ningún tipo de tratamiento y son depositados en un sector descampado de la Edar.
La planta se ubica en la zona de Chacra de la Merced, en el extremo este de la Capital, sobre la margen norte del río Suquía. Allí llegan unos ocho mil metros cúbicos por hora para ser procesados y luego se arrojan a las aguas del río.
Julio Ariza, delegado gremial de los trabajadores de la Edar, informó que la semana pasada se rompió la última de las ocho bombas que se habían colocado en los nuevos digestores construidos en la ampliación de la planta, que se finalizó en 2011, tras cinco años de trabajo. Esas obras fueron ejecutadas por la Nación y costaron, en su momento, alrededor de 120 millones de pesos.
Ariza explicó que, como las bombas son importadas, los repuestos hay que comprarlos en el exterior. “Las bombas que instaló la Nación no son las adecuadas. Para que funcionen bien tiene que haber una trampa de estopa, que se forma con trapos y pelos. La estopa hace que las bombas trabajen cada vez más esforzadas y se rompen. En tres años quedaron todas fuera de funcionamiento, se iban reparando hasta que no se pudo más”, detalló el delegado.
El secretario de Obras Públicas, Mariano de Juan, coincidió con la falta de repuestos. “Las estamos reemplazando ahora por bombas Fly, para las que hay repuestos en el país”, dijo. Aseguró que hoy volverán a operar al menos dos bombas. De Juan también admitió que en ese sector, los delegados piden el nombramiento de 24 personas. “Ya hemos otorgado la mitad”, dijo. Bajo Grande fue una de las únicas áreas en la que no ingresó personal en los tiempos de nombramientos masivos en el municipio.
El proceso. Los líquidos cloacales llegan por un ducto de grandes dimensiones a la Edar y se dividen en cuatro canales, fluyen luego por rejas que atrapan los elementos que floten, como plásticos y bolsas. El líquido pasa a los sedimentadores, que son unas piletas circulares llenas de piedras. Un brazo mecánico giratorio va regando las piedras, que van separando el barro del agua. El barro se pasa a los concentradores, y de allí se bombea a los digestores, que trabajan a una temperatura de 30 grados para que las bacterias lo procesen. Esos digestores poseen un quemador que combustiona el gas que se genera en ese paso.
Una vez “digerido”, el barro se pasa a otro concentrador, y luego se arroja en playas de secado. Al no funcionar las bombas, no se pueden utilizar los digestores y los barros se colocan crudos en las playas, provocando fuertes olores. Ayer se podía percibir el olor cloacal desde la ruta nacional 19.
Canales de ingreso
Fallas. Deberían funcionar cuatro canales desarenadores, pero días atrás algunos fallaron, lo que provocó que el excedente desbordara (“se by-passea”, según explicó De Juan) y se mezclara directamente con agua tratada, en una proporción del 20%. Esos líquidos fueron al río, “pero no crudos, clorados”, dijo. Aseguró que eso ya no sucede.
Fuente: Lavoz
por Diego Marconetti
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Pese a las inversiones millonarias que recibió en los últimos años, la Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) de Bajo Grande –que trata los líquidos cloacales que se generan en la ciudad de Córdoba– se encuentra funcionando a media máquina. Quedaron fuera de servicio ocho bombas que extraen los barros para que sean procesados en los digestores.
Esos barros quedan crudos, sin ningún tipo de tratamiento y son depositados en un sector descampado de la Edar.
La planta se ubica en la zona de Chacra de la Merced, en el extremo este de la Capital, sobre la margen norte del río Suquía. Allí llegan unos ocho mil metros cúbicos por hora para ser procesados y luego se arrojan a las aguas del río.
Julio Ariza, delegado gremial de los trabajadores de la Edar, informó que la semana pasada se rompió la última de las ocho bombas que se habían colocado en los nuevos digestores construidos en la ampliación de la planta, que se finalizó en 2011, tras cinco años de trabajo. Esas obras fueron ejecutadas por la Nación y costaron, en su momento, alrededor de 120 millones de pesos.
Ariza explicó que, como las bombas son importadas, los repuestos hay que comprarlos en el exterior. “Las bombas que instaló la Nación no son las adecuadas. Para que funcionen bien tiene que haber una trampa de estopa, que se forma con trapos y pelos. La estopa hace que las bombas trabajen cada vez más esforzadas y se rompen. En tres años quedaron todas fuera de funcionamiento, se iban reparando hasta que no se pudo más”, detalló el delegado.
El secretario de Obras Públicas, Mariano de Juan, coincidió con la falta de repuestos. “Las estamos reemplazando ahora por bombas Fly, para las que hay repuestos en el país”, dijo. Aseguró que hoy volverán a operar al menos dos bombas. De Juan también admitió que en ese sector, los delegados piden el nombramiento de 24 personas. “Ya hemos otorgado la mitad”, dijo. Bajo Grande fue una de las únicas áreas en la que no ingresó personal en los tiempos de nombramientos masivos en el municipio.
El proceso. Los líquidos cloacales llegan por un ducto de grandes dimensiones a la Edar y se dividen en cuatro canales, fluyen luego por rejas que atrapan los elementos que floten, como plásticos y bolsas. El líquido pasa a los sedimentadores, que son unas piletas circulares llenas de piedras. Un brazo mecánico giratorio va regando las piedras, que van separando el barro del agua. El barro se pasa a los concentradores, y de allí se bombea a los digestores, que trabajan a una temperatura de 30 grados para que las bacterias lo procesen. Esos digestores poseen un quemador que combustiona el gas que se genera en ese paso.
Una vez “digerido”, el barro se pasa a otro concentrador, y luego se arroja en playas de secado. Al no funcionar las bombas, no se pueden utilizar los digestores y los barros se colocan crudos en las playas, provocando fuertes olores. Ayer se podía percibir el olor cloacal desde la ruta nacional 19.
Canales de ingreso
Fallas. Deberían funcionar cuatro canales desarenadores, pero días atrás algunos fallaron, lo que provocó que el excedente desbordara (“se by-passea”, según explicó De Juan) y se mezclara directamente con agua tratada, en una proporción del 20%. Esos líquidos fueron al río, “pero no crudos, clorados”, dijo. Aseguró que eso ya no sucede.
Fuente: Lavoz
tinchooo- Mensajes : 4252
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Re: Sin repuestos, Bajo Grande está otra vez con problemas
tinchooo escribió:Se rompieron las bombas de los digestores de la planta cloacal. Los barros quedan sin tratamiento y se vuelcan crudos en un descampado.
por Diego Marconetti
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Pese a las inversiones millonarias que recibió en los últimos años, la Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) de Bajo Grande –que trata los líquidos cloacales que se generan en la ciudad de Córdoba– se encuentra funcionando a media máquina. Quedaron fuera de servicio ocho bombas que extraen los barros para que sean procesados en los digestores.
Esos barros quedan crudos, sin ningún tipo de tratamiento y son depositados en un sector descampado de la Edar.
La planta se ubica en la zona de Chacra de la Merced, en el extremo este de la Capital, sobre la margen norte del río Suquía. Allí llegan unos ocho mil metros cúbicos por hora para ser procesados y luego se arrojan a las aguas del río.
Julio Ariza, delegado gremial de los trabajadores de la Edar, informó que la semana pasada se rompió la última de las ocho bombas que se habían colocado en los nuevos digestores construidos en la ampliación de la planta, que se finalizó en 2011, tras cinco años de trabajo. Esas obras fueron ejecutadas por la Nación y costaron, en su momento, alrededor de 120 millones de pesos.
Ariza explicó que, como las bombas son importadas, los repuestos hay que comprarlos en el exterior. “Las bombas que instaló la Nación no son las adecuadas. Para que funcionen bien tiene que haber una trampa de estopa, que se forma con trapos y pelos. La estopa hace que las bombas trabajen cada vez más esforzadas y se rompen. En tres años quedaron todas fuera de funcionamiento, se iban reparando hasta que no se pudo más”, detalló el delegado.
El secretario de Obras Públicas, Mariano de Juan, coincidió con la falta de repuestos. “Las estamos reemplazando ahora por bombas Fly, para las que hay repuestos en el país”, dijo. Aseguró que hoy volverán a operar al menos dos bombas. De Juan también admitió que en ese sector, los delegados piden el nombramiento de 24 personas. “Ya hemos otorgado la mitad”, dijo. Bajo Grande fue una de las únicas áreas en la que no ingresó personal en los tiempos de nombramientos masivos en el municipio.
El proceso. Los líquidos cloacales llegan por un ducto de grandes dimensiones a la Edar y se dividen en cuatro canales, fluyen luego por rejas que atrapan los elementos que floten, como plásticos y bolsas. El líquido pasa a los sedimentadores, que son unas piletas circulares llenas de piedras. Un brazo mecánico giratorio va regando las piedras, que van separando el barro del agua. El barro se pasa a los concentradores, y de allí se bombea a los digestores, que trabajan a una temperatura de 30 grados para que las bacterias lo procesen. Esos digestores poseen un quemador que combustiona el gas que se genera en ese paso.
Una vez “digerido”, el barro se pasa a otro concentrador, y luego se arroja en playas de secado. Al no funcionar las bombas, no se pueden utilizar los digestores y los barros se colocan crudos en las playas, provocando fuertes olores. Ayer se podía percibir el olor cloacal desde la ruta nacional 19.
Canales de ingreso
Fallas. Deberían funcionar cuatro canales desarenadores, pero días atrás algunos fallaron, lo que provocó que el excedente desbordara (“se by-passea”, según explicó De Juan) y se mezclara directamente con agua tratada, en una proporción del 20%. Esos líquidos fueron al río, “pero no crudos, clorados”, dijo. Aseguró que eso ya no sucede.
Fuente: Lavoz
Lentamente vuelve a funcionar con normalidad, la Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) de Bajo Grande luego de que días atrás quedaran fuera de servicio ocho bombas que extraen los barros para que sean procesados en los digestores.
Así lo indicó a Cadena 3 el delegado, Julio Ariza, quien a la vez confirmó que se consiguieron algunas bombas en Córdoba.
El problema se sucitó, según Ariza, porque quien provee los respuestos los artefactos son importados y "habían pedido el pago de contado y en euros".
"Eso es imposible y se hicieron gestiones de parte de las autoridades y han conseguido algunas bombas en Córdoba. Hoy se empiezan a instalar", aclaró.
La planta está ubicada en la zona de Chacra de la Merced, en el extremo este de la ciudad de Córdoba, sobre la margen norte del Río Suquía.
A causa de la falla el barro es arrojado crudo, sin tratamiento, en un campo de la estación de Bajo Grande.
Fuente Cadena 3 12/07/2013
José13- Mensajes : 334
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