Mi caja de Pesca
+5
pablojose55
ADRITAMBÓ
Juaan
juanjocab13
tinchooo
9 participantes
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Mi caja de Pesca
queria compratir este relato muy bueno
En tiempos como el presente, en que la oferta de elementos de pesca es tan abundante y variada que un mismo producto, cualquiera sea éste, se ofrece en múltiples versiones que van desde la más lujosa (y por ende más costosa) hasta la que se encuentra al alcance del más modesto bolsillo. Por ejemplo, las cajas de pesca.
Entre los límites marcados desde el humilde "cajoncito" sin bandejas donde apenas cabe un reel y un par de líneas y los verdaderos monstruos de varios pisos, multibandejas, multibolsillos y hasta con ruedas y asiento incorporados, existe una enorme variedad de modelos y alternativas capaces de satisfacer las necesidades y expectativas tanto del más exigente y sofisticado de los pescadores como las de aquél que a falta de mayores recursos sigue prendido a su vieja tacuara o al "reel chileno", la famosa latita de duraznos con un cabo de palo de escoba como mayor lujo.
Por eso a quienes alguna vez han compartido una salida conmigo puede haberles llamado la atención mi caja de pesca (para pejerrey), que parece no llevarse de acuerdo con el resto de mi equipo. De chapa, con una bandejita en cuyas divisiones apenas caben las cosas más elementales; con una bisagra que a pesar de estar cuidada y lubricada tarde o temprano va a sucumbir ante los embates del óxido; ruidosa a la hora de abrirla y moverla dentro del bote; con un sistema de cierre que ante el menor descuido me deja con la tapa en la mano y desparramadas por el piso todas las cosas que traía adentro un rato antes; que ya ha cambiado de color no menos de diez veces, que son las que la lijé y volví a pintar para ayudarla a disimular su edad. Porque es viejita, la pobre ... muy viejita; ya cumplió cuarenta y siete años. De hecho, muchos se han burlado de ella a causa de su antigüedad. Una vez, lo recuerdo bien, a orillas de la laguna Chasicó le dijeron "caja de herramientas" a la pobre.
También recuerdo que sin mirar a aquel pescador me sonreí y seguí mi camino sin responder por la "ofensa". Porque mi caja de pesca no es una caja de pesca cualquiera. Ella tiene su propia historia: Cuando yo tenía ocho o nueve años mi mamá me acompañó hasta una casa de pesca que había en aquellos tiempos por Belgrano, cerca del cine Savoy; con su exclusivo aporte económico y sumando lo poco y nada que sabíamos sobre este deporte compramos unos anzuelitos sin idea de para qué peces servirían, unas boyas que en realidad nos gustaron sólo por el color y algunas cuantas cosas más que ya no recuerdo. Para llevar "todo eso" pedimos también una caja de pesca; y nos la trajeron ... estaba pintada a fuego, con pintura martelada de color azul claro, medio verdosa según como le daba la luz, y tenía pegada una etiqueta roja y plateada que decía "Modelo De Luxe". Como buen chiquilín, yo había quedado fascinado con la bandeja porque ..."se puede sacar y tiene muchos cajoncitos ... mirá, mamá! mirá qué linda!. Al llegar a casa la escondimos. Dos días después mi mamá me despertó más temprano que de costumbre (ya nos habíamos puesto de acuerdo) y mientras ella se iba a preparar el desayuno yo, abrazado al paquete, corrí hasta el dormitorio y prácticamente me zambullí sobre mi padre gritando: "Felíz cumpleaños, papi !!!", mientras le ofrecía mi regalo. Creo que ése fue uno de los obsequios más inesperados que pudo recibir mi viejo en su vida y, según vi después, uno de los más queridos y cuidados por él. Ese mismo día se pasó la tarde acomodando las "cosas de pesca", que tenía guardadas en un cajón, adentro de su flamante caja. Para mí, ahora que estaba llena de "cositos para ir a la Costanera con Papá", la caja se había convertido en una especie de cofre del tesoro; más cuando me enteré que ahí adentro también había unos mojarreros armados con anzuelos "pata de mosca" que mi viejo había preparado para mi uso exclusivo. Nunca se lo dije, y no sé si él se dio cuenta, pero yo reventaba de orgullo al ver mis líneas junto con las de él, porque para mí él era el mejor pescador del mundo y yo era su compañero de pesca.
Con el correr de los años fuimos muchas veces a pescar juntos, siempre compartiendo los tesoros que él guardaba en la que ya era "nuestra" caja; una caja que ya empezaba a ser común y muchos otros pescadores la tenían, pero que para mí siempre era la mejor de todas porque ... "es la caja de mi papá, y además se la regalé yo...". Pero un mal día mi viejo (como yo ya era un adolescente el me permitía que lo llamara "viejo" sin enojarse) se fue a pescar estrellas a las lagunas que Dios tiene preparadas en el cielo para los hombres como él, y entonces la pesca dejó de interesarme porque ya no tenía más a mi compañero de pesca favorito.
Pasaron varios años. Hasta que un día mis compañeros de trabajo me entusiasmaron con la idea de ir a Chascomús, que en aquél tiempo era el Paraíso de los pescadores. Pensando más en el asado que en los pejerreyes, compré una caña de bambú espina (era lo más nuevo, la fibra de vidrio todavía era una ilustre desconocida por estas latitudes), un Escualo Guazú y dos o tres líneas armadas con boyas yo-yo, flamante invento de Nello Principi, Maestro de pescadores, que recién aparecían en el mercado. Ya en casa y revolviendo el galpón en busca de algo que me sirviera para portar mis recién adquiridos implementos, encontré arrumbada en un armario la ya totalmente olvidada caja de pesca de mi viejo. Todavía conservaba en su interior buena parte de las cosas que habíamos usado; habían estado guardadas tanto tiempo que el nylon de las líneas se quebraba con sólo tocarlo, las boyas de corcho tenían la pintura cuarteada y descolorida y de los anzuelos no quedaban más que trocitos de alambre carcomidos, pero a pesar de eso pude sentir que cada una de esas pequeñas piezas aún seguía atesorando el recuerdo de todo lo que habíamos compartido pescando. Entonces, mientras sacaba las viejas líneas para guardar las recién compradas me di cuenta que, habiendo decidido volver a pescar, con el mismo cariño y entusiasmo con que yo se la había llevado hasta su cama aquella lejana mañana ahora, en ese día, era él quien desde allá arriba me estaba obsequiando su caja para que supiera que a partir de ese momento, cada vez que yo fuera a pescar él compartiría conmigo mis salidas y las disfrutaríamos juntos tal como tantas otras veces lo habíamos hecho con las que él organizaba.
Pasaron muchos años desde aquel día, pero yo sigo usando siempre mi vieja caja de pesca. Ahora mis amigos pescadores ya saben por qué; y si algún día escuchan que alguien hace un comentario referido a ella tendrán una buena historia para contarle. Si es un buen pescador, seguro que la va a entender.
Ricardo Voarino
En tiempos como el presente, en que la oferta de elementos de pesca es tan abundante y variada que un mismo producto, cualquiera sea éste, se ofrece en múltiples versiones que van desde la más lujosa (y por ende más costosa) hasta la que se encuentra al alcance del más modesto bolsillo. Por ejemplo, las cajas de pesca.
Entre los límites marcados desde el humilde "cajoncito" sin bandejas donde apenas cabe un reel y un par de líneas y los verdaderos monstruos de varios pisos, multibandejas, multibolsillos y hasta con ruedas y asiento incorporados, existe una enorme variedad de modelos y alternativas capaces de satisfacer las necesidades y expectativas tanto del más exigente y sofisticado de los pescadores como las de aquél que a falta de mayores recursos sigue prendido a su vieja tacuara o al "reel chileno", la famosa latita de duraznos con un cabo de palo de escoba como mayor lujo.
Por eso a quienes alguna vez han compartido una salida conmigo puede haberles llamado la atención mi caja de pesca (para pejerrey), que parece no llevarse de acuerdo con el resto de mi equipo. De chapa, con una bandejita en cuyas divisiones apenas caben las cosas más elementales; con una bisagra que a pesar de estar cuidada y lubricada tarde o temprano va a sucumbir ante los embates del óxido; ruidosa a la hora de abrirla y moverla dentro del bote; con un sistema de cierre que ante el menor descuido me deja con la tapa en la mano y desparramadas por el piso todas las cosas que traía adentro un rato antes; que ya ha cambiado de color no menos de diez veces, que son las que la lijé y volví a pintar para ayudarla a disimular su edad. Porque es viejita, la pobre ... muy viejita; ya cumplió cuarenta y siete años. De hecho, muchos se han burlado de ella a causa de su antigüedad. Una vez, lo recuerdo bien, a orillas de la laguna Chasicó le dijeron "caja de herramientas" a la pobre.
También recuerdo que sin mirar a aquel pescador me sonreí y seguí mi camino sin responder por la "ofensa". Porque mi caja de pesca no es una caja de pesca cualquiera. Ella tiene su propia historia: Cuando yo tenía ocho o nueve años mi mamá me acompañó hasta una casa de pesca que había en aquellos tiempos por Belgrano, cerca del cine Savoy; con su exclusivo aporte económico y sumando lo poco y nada que sabíamos sobre este deporte compramos unos anzuelitos sin idea de para qué peces servirían, unas boyas que en realidad nos gustaron sólo por el color y algunas cuantas cosas más que ya no recuerdo. Para llevar "todo eso" pedimos también una caja de pesca; y nos la trajeron ... estaba pintada a fuego, con pintura martelada de color azul claro, medio verdosa según como le daba la luz, y tenía pegada una etiqueta roja y plateada que decía "Modelo De Luxe". Como buen chiquilín, yo había quedado fascinado con la bandeja porque ..."se puede sacar y tiene muchos cajoncitos ... mirá, mamá! mirá qué linda!. Al llegar a casa la escondimos. Dos días después mi mamá me despertó más temprano que de costumbre (ya nos habíamos puesto de acuerdo) y mientras ella se iba a preparar el desayuno yo, abrazado al paquete, corrí hasta el dormitorio y prácticamente me zambullí sobre mi padre gritando: "Felíz cumpleaños, papi !!!", mientras le ofrecía mi regalo. Creo que ése fue uno de los obsequios más inesperados que pudo recibir mi viejo en su vida y, según vi después, uno de los más queridos y cuidados por él. Ese mismo día se pasó la tarde acomodando las "cosas de pesca", que tenía guardadas en un cajón, adentro de su flamante caja. Para mí, ahora que estaba llena de "cositos para ir a la Costanera con Papá", la caja se había convertido en una especie de cofre del tesoro; más cuando me enteré que ahí adentro también había unos mojarreros armados con anzuelos "pata de mosca" que mi viejo había preparado para mi uso exclusivo. Nunca se lo dije, y no sé si él se dio cuenta, pero yo reventaba de orgullo al ver mis líneas junto con las de él, porque para mí él era el mejor pescador del mundo y yo era su compañero de pesca.
Con el correr de los años fuimos muchas veces a pescar juntos, siempre compartiendo los tesoros que él guardaba en la que ya era "nuestra" caja; una caja que ya empezaba a ser común y muchos otros pescadores la tenían, pero que para mí siempre era la mejor de todas porque ... "es la caja de mi papá, y además se la regalé yo...". Pero un mal día mi viejo (como yo ya era un adolescente el me permitía que lo llamara "viejo" sin enojarse) se fue a pescar estrellas a las lagunas que Dios tiene preparadas en el cielo para los hombres como él, y entonces la pesca dejó de interesarme porque ya no tenía más a mi compañero de pesca favorito.
Pasaron varios años. Hasta que un día mis compañeros de trabajo me entusiasmaron con la idea de ir a Chascomús, que en aquél tiempo era el Paraíso de los pescadores. Pensando más en el asado que en los pejerreyes, compré una caña de bambú espina (era lo más nuevo, la fibra de vidrio todavía era una ilustre desconocida por estas latitudes), un Escualo Guazú y dos o tres líneas armadas con boyas yo-yo, flamante invento de Nello Principi, Maestro de pescadores, que recién aparecían en el mercado. Ya en casa y revolviendo el galpón en busca de algo que me sirviera para portar mis recién adquiridos implementos, encontré arrumbada en un armario la ya totalmente olvidada caja de pesca de mi viejo. Todavía conservaba en su interior buena parte de las cosas que habíamos usado; habían estado guardadas tanto tiempo que el nylon de las líneas se quebraba con sólo tocarlo, las boyas de corcho tenían la pintura cuarteada y descolorida y de los anzuelos no quedaban más que trocitos de alambre carcomidos, pero a pesar de eso pude sentir que cada una de esas pequeñas piezas aún seguía atesorando el recuerdo de todo lo que habíamos compartido pescando. Entonces, mientras sacaba las viejas líneas para guardar las recién compradas me di cuenta que, habiendo decidido volver a pescar, con el mismo cariño y entusiasmo con que yo se la había llevado hasta su cama aquella lejana mañana ahora, en ese día, era él quien desde allá arriba me estaba obsequiando su caja para que supiera que a partir de ese momento, cada vez que yo fuera a pescar él compartiría conmigo mis salidas y las disfrutaríamos juntos tal como tantas otras veces lo habíamos hecho con las que él organizaba.
Pasaron muchos años desde aquel día, pero yo sigo usando siempre mi vieja caja de pesca. Ahora mis amigos pescadores ya saben por qué; y si algún día escuchan que alguien hace un comentario referido a ella tendrán una buena historia para contarle. Si es un buen pescador, seguro que la va a entender.
Ricardo Voarino
tinchooo- Mensajes : 4252
Edad : 39
Localización : córdoba
Re: Mi caja de Pesca
Que buen relato. Yo tengo una caja de pesca de chapa que era de mi abuelo paterno mas conocido como el GALLEGO TUDA O DON ESTEBAN, a la cual atesoro y tambien uso para la pesca de pejerrey, todavia en su interior hay balancines que han pasados por sus manos y que todavia uso. Gracias a dios tuve dos grandes abuelos que me inculcaton este deporte tan lindo.
juanjocab13- Mensajes : 914
Edad : 38
Re: Mi caja de Pesca
Yo tambien Cuando Mi abuelo Tuvo qe ir acudir al Llamado De Dios,
Le dejo a mi Viejo, Una Caña con el qe habian compartido tantos Buenos momentos Juntos, Y con la qe ahora El pasa esos buenos momentos conmigo,
Tambien Muchisisimas boyas, qe tienen un aroma Particular qe solo los Pescadores de La Familia Podemos Reconocer♥ Y estoy tan Agradecido a Mi abuelo qe Me dejo esa Herencia y Obvio a mi Papa tambien, Y este deporte tan maravilloso y con Grandes Sorpresas POR ESO LE AGRADEZCO A DIOS DE PODER REALIZAR ESTA ACTIVIDAD TAN HERMOSA.
Le dejo a mi Viejo, Una Caña con el qe habian compartido tantos Buenos momentos Juntos, Y con la qe ahora El pasa esos buenos momentos conmigo,
Tambien Muchisisimas boyas, qe tienen un aroma Particular qe solo los Pescadores de La Familia Podemos Reconocer♥ Y estoy tan Agradecido a Mi abuelo qe Me dejo esa Herencia y Obvio a mi Papa tambien, Y este deporte tan maravilloso y con Grandes Sorpresas POR ESO LE AGRADEZCO A DIOS DE PODER REALIZAR ESTA ACTIVIDAD TAN HERMOSA.
Juaan- Mensajes : 940
Edad : 28
Localización : Cordoba
Re: Mi caja de Pesca
excelente historia muy bien redactada cuanta nostalgia,un fuerte abrazo.
adrianpolo99- Mensajes : 2324
Edad : 49
Localización : Ciudad de Cordoba
Re: Mi caja de Pesca
Que buena historia Tincho, muchas gracias por compartirla!
En mi caso particular, no he tenido abuelos ni padre pescador, de pedo alguna caña de mi abuelo, pero caja, línea o boyas ni hablar. Por ese motivo mi caja que es una de chapa mas pesada que una llanta, la compre a los 11 años, es de ferretería jeje y creo que lo compre en makro. El tema es que no me importa lo que parezca yo la uso siempre, aparte de pesca sirve para sentarse, pararse, de yunque de lo que sea porque es mas dura que una piedra. La única cagada es que mi viejo puso un queso sardo arriba para estacionarlo y chorreo aceito mal mal, asi que ahora es una caja aceitosa olor a queso... por eso no la utilice más.. ahi está la cajita, debo hacerle un muy buen lavado para poder reflotarla.
En mi caso particular, no he tenido abuelos ni padre pescador, de pedo alguna caña de mi abuelo, pero caja, línea o boyas ni hablar. Por ese motivo mi caja que es una de chapa mas pesada que una llanta, la compre a los 11 años, es de ferretería jeje y creo que lo compre en makro. El tema es que no me importa lo que parezca yo la uso siempre, aparte de pesca sirve para sentarse, pararse, de yunque de lo que sea porque es mas dura que una piedra. La única cagada es que mi viejo puso un queso sardo arriba para estacionarlo y chorreo aceito mal mal, asi que ahora es una caja aceitosa olor a queso... por eso no la utilice más.. ahi está la cajita, debo hacerle un muy buen lavado para poder reflotarla.
sebas- Mensajes : 328
Edad : 43
Localización : Córdoba
Re: Mi caja de Pesca
Muy Buen relato , me conmovio mucho , gracias por compartirlo tincho!!
fredy- Mensajes : 581
Re: Mi caja de Pesca
Conmovedor relato, cosas que se viven e esta vida y muchas veces no se la tienen en cuenta. Muy bueno de tu parte tenerlo tan presente a ese recuerdo
fedvos- Mensajes : 28
Edad : 31
Localización : Posadas
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